"No es la primera vez que sucede. Cada vez que los fotografiamos se alteran. No quieren ser vistos como presos comunes, no quieren mostrar sus caras. Cuando nos acercamos a ellos durante las audiencias, se ponen incómodos. Suelen decirnos "los tenemos marcados", cínicos, apenas cínicos. Agredieron a una colega y amiga, Irma Montiel, pero no dijeron nada que no hubiéramos escuchado antes. En las propias audiencias. Desesperados, amenazantes de un pasado que se aleja todos los días. Les molestó particularmente que los busquemos. Que todos los vean bajando de un "celular" del Servicio Penitenciario de Córdoba. Presos comunes. Adentro de la audiencia pueden mostrar otra cosa, poses, gritos, caras.
No tiene sentido listar cada barbaridad que hemos escuchado haciendo nuestro trabajo. La denuncia más grave aquí es la connivencia con la policía y el servicio penitenciario. Tratados con "beneficios". La policía se puso incómoda cuando nos vio llegar, nos miraban. El oficial que abrió el "celular" les avisó, "hay fotógrafos" y eso los alteró. Un preso común, un delincuente de poca monta, es llevado con firmeza y esposado a todos lados. A ellos les avisan, que traten de ocultar las manos, "para que no se vea" la falta de esposas. Esto es lo que hay que denunciar.
Gracias, gracias, gracias a todas las adhesiones, saludos, abrazos, aguante. Dan ganas de seguir laburando. Mientras tanto, nosotros seguiremos mostrando sus caras como parte de una responsabilidad ética. La clandestinidad, el poder oscuro, se terminó. Hoy hay justicia."
Manuel Bomheker - Fotógrafo
A cualquier guachin lo llevan esposado hasta los pies... estos genocidas aun gozan de privilegios.
ResponderEliminar